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Como es El Orejano, el yacimiento de YPF y Dow

El área lleva perforada más de 60 pozos en extracción, con dos plantas separadoras funcionando y produce 4,5 millones de metros cúbicos de gas, extraídos de la formación Vaca Muerta.
Horacio Beascochea
Por Horacio Beascochea

El yacimiento El Orejano está ubicada en el noroeste del departamento de Añelo, provincia de Neuquén, y tiene una superficie de 45 km2. Operado por la petrolera estatal YPF y la petroquímica Dow, desarrollan el proyecto de shale más ambicioso en la formación neuquina de Vaca Muerta.

Tres años después de la puesta en marcha del proyecto, lleva perforado más de 60 pozos en extracción, dos plantas separadoras funcionando y produce 4,5 millones de metros cúbicos de gas, extraídos desde la roca.

La velocidad del desarrollo, el primer yacimiento de shale gas en desarrollo fuera de América del Norte, se apoyó en la productividad conseguida por el equipo de No Convencionales (NOC) de YPF y en los programas de precios diferenciales para el gas.

Con las primeras perforaciones, la mayoría de ellas verticales y exploratorias, realizaron un mapeo exhaustivo del bloque y sacar una producción cercana a 1,5 millones de metros cúbicos. Con la segunda etapa, de treinta pozos horizontales, triplicaron la extracción en apenas un año y meses, consigna la nota del diario “Río Negro”.

El Pad 21 es una muestra de los niveles de productividad alcanzados, que incluyen conocimiento de la roca generadora, ajustes de logística y un mayor rendimiento laboral, que bajo el comando de Gustavo Astie, conectó hace pocos días un set de seis pozos horizontales, ubicados en línea recta y separados en superficie por apenas nueve metros.

Las seis perforaciones producen 1,1 millones de metros cúbicos diarios y aún están en etapa de ensayo por lo que podrían alcanzar 1,5 ó 1,7 millones de metros cúbicos por día.

El proyecto tuvo un costo aproximado de 60 millones de dólares y demandó alrededor de 220 días. Con la utilización de nuevas tecnologías y el método de batch drilling (perforación en línea con las torres caminadoras), YPF consiguió aumentar un 23% los metros perforados en la operación y reducir un 45% los días de trabajo.

Este pad es el primer desarrollo de la compañía con seis pozos en línea. Tienen otros de cuatro y cinco. El número depende más del espacio en el subsuelo que de las dimensiones en la superficie, pese a que estos proyectos demandan extensas locaciones.

Daniela Ceccon, líder de estudios shale en El Orejano, explicó que en el Pad 21 se direccionaron cinco pozos hacia el norte y el restante, el más extenso, de 2.200 metros de rama lateral, hacia el sur.

Todas las perforaciones son geonavegadas por una de las tres zonas definidas como las de mayor rendimiento en una porción de Vaca Muerta enterrada a unos 3.000 metros bajo tierra. Allí la formación no convencional tiene un espesor de entre 180 y 240 metros, pero cada capa por la que avanzan los trépanos no tienen más de 30 metros.

“En total, sumando los metros verticales y horizontales, se perforaron 29,9 kilómetros. Es como ir de Neuquén a Allen”, explicó Ceccon dentro de uno de los trailers que la operadora usa como oficinas en el bloque.

Actualmente los pozos del Pad 21 producen por un orificio de ocho milímetros. Esta es una de las claves de la productividad. Los pozos no convencionales entregan una gran producción inicial y tienden a declinar rápidamente. Esa es una de las razones por las que tanto el shale como el tigth necesitan de un plan de perforación continuado en modo factoría.

“Si hacemos producir al pozo con mucho caudal al inicio, corremos el riesgo de agotarlo rápidamente provocando que pierda presión por el cierre de las fracturas”, explicó Andrés Ponce, gerente del activo Gas Norte en YPF, quien agregó que las válvulas de producción se van agrandando con el paso del tiempo y en la medida que el pozo va dando buenas señales.

El Orejano está a la vera de la Ruta 7. Poco más de media hora después de pasar Añelo en dirección a Rincón de los Sauces. El área se parece poco a Loma Campana, el bloque estrella de Vaca Muerta y tiene apenas 45 kilómetros cuadrados. Es literalmente un botón dentro de los 30.000 kilómetros cuadrados que ocupa Vaca Muerta.

Cuando los ingenieros muestran un mapa del subsuelo del bloque, la gráfica parece a un esquema de subtes en una gran ciudad: las líneas que representan las perforaciones horizontales se intercalan, una al lado de la otra.

El terreno en El Orejano es hostil y cubierto de picadas, al punto de que para montar las locaciones, donde se instalará la torre de perforación, se necesitan realizar voladuras de suelo. No alcanza con las retroexcavadoras clásicas.

En el área funciona desde febrero la segunda Unidad de Separación Primaria (USP). La planta permite procesar 2 millones de metros cúbicos diarios, pero puede ampliarse hasta 4 millones. Las instalaciones costaron 40 millones de dólares y su funcionamiento podría automatizarse por completo.

Andrés Ponce, gerente del activo Gas Norte de YPF, explicó con la explotación no convencional. “Acá no hay reservorio donde ir a sacar el gas o el petróleo. Se va creando a medida que se perfora”. Los proyectos shale y tight, pueden tener picos productivos de entre cinco y siete años y luego comienzan un sostenido declino.

Una de las apuestas que podría cambiar las estimaciones iniciales de Vaca Muerta son las refracturas. Para sacar el hidrocarburo de la roca, dependiendo del diseño de cada operadora y la extensión del pozo, se realizan entre 15 y 40 etapas de fractura.

Esas grietas que se crean son las que con el tiempo y los cambios de presiones se van cerrando para casi dejar la roca como en su estado original: sin porosidad ni permeabilidad. La refractura, es una suerte de recuperación secundaria, que permitiría extender la vida útil de las perforaciones a costos menores.

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