En la actualidad, Vaca Muerta genera 300.000 metros cúbicos por año de residuos petroleros que tienen diferentes tratamientos. ¿Qué pasaría si Vaca Muerta se desarrolla en toda su potencialidad?, ¿sería sustentable la actividad no convencional en la provincia?.
Para ello, el gobierno provincial estableció mediante diferentes normativas, medidas de gestión ambiental que pueden resumirse en tres tipos de tratamientos de residuos petroleros: el tratamiento en planta, los rellenos de seguridad y los tratamientos in situ, es decir en los lugares de perforación.
Pedro Brissio, socio gerente del Grupo Confluencia, dialogó con Vaca Muerta News y detalló los diferentes procesos, señalando que “puede ser un cuello de botella” si no se toman medidas y se invierte en tecnología para la remediación de los residuos.
En referencia al origen de estos residuos, Brissio dijo que “por un lado se generan recortes o detritos de perforación, que se formulan en base a agua con aditivos y luego se encuentran los residuos en base a oil, o aceite, con base de gasoil, en la formación intermedia y productiva, cuando la profundidad de la perforación avanza, se utiliza otra formulación, por una cuestión de eficiencia y mejora en el resultado del proceso de perforación”.
“En lo que son residuos con base de agua, se pueden generar entre 150, 200 metros cúbicos por pozo y en el caso de los recortes de perforación de base aceite, se generan entre 450 a 600 metros cúbicos, dependiendo del yacimiento, perforación, tipo de pozo y rama, siempre hablando de pozos no convencionales”, señaló.
¿Qué se hace con los residuos en Vaca Muerta?
La normativa provincial regula y establece los tratamientos posibles. “Históricamente, este no era un residuo y no estaba dentro de las categorías. El Decreto 2263 de la provincia de Neuquén, del año 2015, incorporó esta categoría de residuos y el flowback, como nuevas categorías asociadas a las perforaciones no convencionales”.
“En ese marco, los tratamientos disponibles son tres o cuatro, si se combinan algunos entre ellos. El primero es el tratamiento en planta, lo que históricamente que se viene trabajando desde 1998 con la primera planta en Plaza Huincul y hoy con tres o cuatro plantas de tratamiento en Añelo. Lo que se hace es separar la fase sólida de la fase líquida y, con diferentes tipos de tecnología, se hace una desorción térmica, es decir que se separa el hidrocarburo del sólido, del suelo o detrito, mediante temperatura. Algunas mediante fricción o por un horno de incineración, que degrada el hidrocarburo y lo convierte en compuestos no peligrosos”, dijo Brissio.
En el caso de las plantas de tratamiento, las empresas operadoras de residuos son Indarsa, Treater y Comarsa.
“Por otro lado, se hacen rellenos de seguridad, que entre el 2015 y 2017, se comenzaron a desarrollar y construir en la zona alta de Añelo, antes de la Bajada del Mono, pasando el Parque Industrial. Allí se han establecido varios rellenos de seguridad, habilitados por Provincia y en el marco de la normativa”, indicó.
La premisa en el concepto de relleno de seguridad es que es un residuo que no puede ser tratado por otras tecnologías, debe ser resguardado en condiciones seguras durante 30 o 40 años, sin riesgos para el ambiente y las personas. En ese marco, las características constructivas deben cumplir con rigurosos controles y requerimientos. El relleno de seguridad no es un enterramiento y quien lo genera es responsable. Las operadoras tienen que asegurarse que esas condiciones sean adecuadas, porque si hay alguna contingencia ambiental, la responsabilidad sigue siendo de quienes generaron los residuos.
Y el tratamiento en yacimientos, es la tercera opción para gestionar los residuos que genera Vaca Muerta. “Con anterioridad, gran parte de los problemas que se generaban es que el recorte de perforación no es un detrito sólido, sino más bien semi sólido. En general, los 600 metros cúbicos que se generan por pozo, es un semi sólido difícil de gestionar. Entonces, la Subsecretaría de Ambiente sacó una resolución, que esos residuos no se pueden mover si no se deshidrata el sólido, por un lado, y se mueve en una corriente sólida, y el líquido por otro. Eso se viene implementando gradualmente y las plantas tienen un residuo difícil de procesar”, dijo Brissio. “Tenés algo que no lo podés tratar y gran parte de esos problemas se resuelven con tratamientos in situ, que resuelven la separación de fases en sólido y líquido, y se le da un tratamiento en el lugar. Entonces la desorción térmica se puede hacer con tratamientos químicos y biológicos en yacimientos”, agregó.
La separación de fases está asociada al sistema de locación seca. “Se busca deshidratar la corriente sólida, dejarla entre un 20 y 15% y la parte líquida, es una fracción líquida, con agua, gasoil y productos químicos, con un gran potencial para reutilizar el gasoil. Y este es un dato importante, con la escasez que hay en la producción nacional de refinación, la posibilidad de utilizar este gasoil, es importante. Se recupera el gasoil rompiendo la emulsión con un tratamiento químico, con separación física con centrífugas de disco y temperatura, recuperando este gasoil en una buena especificación de grado 2, que puede servir para una máquina agrícola o reutilizarlo en la formulación del lodo de perforación”.
“Por otro lado, la fracción sólida se puede tratar con oxidantes químicos que convierten el hidrocarburo, en una fase inicial, en dióxido de carbono más agua y lo deja cerca del límite para liberarlo. Luego con un tratamiento biológico a corto plazo, con 60 a 90 días se puede liberar y utilizar para rellenos de canteras, caminos, sin tener que salir del yacimiento”, dijo Brissio.
En la actualidad Vaca Muerta genera alrededor 300.000 metros cúbicos por año, ¿pero qué pasaría si Vaca Muerta se desarrolla en toda su potencialidad?. “De alguna manera es un cuello de botella para la operación. Y las implicancias que tienen no son menores, como la gestión ambiental, la protección ambiental y preservación a largo plazo. El costo de remediación para una operadora está entre el 1 y 3% en el costo de un pozo. Pensando en un desarrollo a futuro y sustentable, habrá que incorporar tecnología”.
Acerca de Confluencia Ambiental
El socio gerente de la empresa, explicó cuál es el aporte de la firma a Vaca Muerta. “Esencialmente, nacimos desarrollando servicios para la industria y el manejo ambiental. Trabajamos en la parte de consultoría e ingeniería, en lo referido a permisos y gestiones”.
“En estos últimos años, brindamos servicios para dar soluciones a tratamientos de agua y efluentes, asociadas a aguas grises y de flowback, con el agua que retorna de los pozos, posterior a la fractura. Buscamos empezar a transitar el camino de reuso del agua, complementarias al pozo sumidero, como el riego y el reuso en la misma actividad de fractura. En esa línea trabajamos con soluciones, con pilotos en la zona de El Chañar”.
“Además, venimos trabajando en la transición energética, la eficiencia y la huella de carbono, para las operaciones en la Cuenca, en lo que tiene que ver con sets de fractura, calculando la huella de fractura, buscando opciones para ser más eficientes, reduciendo esa huella o compensarla”, dijo Brissio. “Lo bueno de la huella de carbono, es que permite visualizar fácilmente cuál es el impacto que genera la producción de un producto o la eficiencia de un proceso. Se están definiendo operaciones con base en la huella de carbono o la compensación que se genera en relación con esa huella”, agregó.
“Por ejemplo, hay operaciones de fractura que evalúan la compensación de su huella, con forestaciones, lo cual garantiza el recurso del resguardo de un recurso forestal y el impacto y la compensación, se ve de manera directa. Hoy hay opciones para compensar geográficamente, en sitios muy cercanos”, cerró Brissio.
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