El ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, quiere administrar los pocos dólares que pueden destinarse a las importaciones y negocia con algunas grandes empresa, entre ellas Techint, una búsqueda de financiamiento a 180 días.

En este marco, ante la escasez de divisas, el nuevo ministro de Desarrollo Productivo le pidió un gesto a Techint, el grupo empresario que importa láminas de acero que fabrica en Brasil, y con las que se construirán los caños para el nuevo gasoducto de Vaca Muerta en un tiempo casi récord.

Cabe recordar que semanas atrás, en el acto en Tecnópolis por el centenario de YPF, la vicepresidenta Cristina Kirchner mencionó a la empresa y opinó que Nación debería pedirle que financiara por su cuenta la importación desde su subsidiaria de Brasil, en lugar de quitarle al BCRA los U$S200 millones que la operación demanda.

Lo que todavía no está del todo claro es si Techint puede avanzar con el pedido de Scioli, consigna la nota de Todo Noticias.

Sucede que a pesar del crecimiento de las exportaciones y la liquidación de dólares, el Banco Central no puede aumentar sus reservas, básicamente porque crece la demanda de divisas para importaciones.

El miércoles 22 de junio, el INDEC dio a conocer los datos de comercio exterior de mayo: las importaciones de demandaron US$7870 millones. Crecieron 53% interanual.

Sin embargo, los bienes importados para consumo representan apenas el 10% del total, mientras la importación de Energía es del 20% y las importaciones de bienes de capital e intermedios destinados a la producción se lleva el 70%.

Las erogaciones por la compra de energía para el invierno bajarán en la primavera, pero recién lo harán con fuerza si en 2023 está terminado el gasoducto, porque permitirá prescindir paulatinamente de los barcos con Gas Licuado (GNL).

Es en este marco que Scioli busca una sintonía fina: no quiere trabar las importaciones de bienes destinados a la producción, pero inició conversaciones con grandes empresas.

Para ello, puede modificar algunas licencias; promueve que las compras a Brasil se paguen en reales, e intenta detectar cuáles son las importaciones especulativas, es decir, las que no son necesarias ahora mismo y que buscan aprovechar la diferencia entre los tipos de cambio.